09 octubre 2008

Aquí
















Hay un silencio recio contemplándose a sí mismo, viene desde la insondable profundidad de la memoria imposible, rememorando el principio de todo, regresando desde lo que pudo ser antes del nacimiento; un silencio que procede de un destierro anterior al existir.
Aquí, bañado por algunos rayos de sol como un regalo inesperado que me ofrece este día, ojeando un libro heredado de mi padre y que sostengo suavemente con la mano izquierda (una vieja edición del año 29 del pasado siglo, el segundo tomo del “Así hablaba Zaratustra”) y palpando sus desteñidas y amarillentas hojas con el placer de un espontáneo hedonista, leo ensimismado en su portada esa conocida leyenda que reza: un libro para todos y para nadie.
Aquí, sentado frente a mi amado limonero, percibo un universo distinto al habitual, un tiempo teñido por una nueva cadencia que se desliza con la sedosidad de lo trascendente y casi en el límite con lo inexistente, e imagino el lento galopar de los segundos sin estridencias, apreciando con que facilidad y precisión siguen llevándose rio abajo el agua de la vida.
Aquí, asimilando esa comilona indigesta que es la ciudad ensordecedora e intentando calmar la mordedura de la urbe atenazante e implacable, nutro a mi piel de un sol callado y dócil mientras lo disfruto como si su espectáculo hecho de luz cálida y quieta me atrapara con proyección eterna. Más allá o más acá (sí es que fuera capaz de mirarlo desde mi propio centro) estás tú, amor, y también vosotros, los que me leéis, vagamente estáis como vela encendida y difusa, mis invitados lejanos, improbables creadores de encrucijadas.
Me es fiel esta tenue felicidad, se encariña uno con ella mientras van apagándose las otras, relegando sus vestidos de gala al fondo del arcón de los escepticismos.
Muy cerca, el mar, batiendo olas esperanzadas, mostrando lo inmenso de la simplicidad, siendo confesor secreto y juicioso, ni una ola de más para acallar mi voz. Lo que me va sobrando en cada mudanza él lo arrastra a sus profundidades, sin enigma ni misterio alguno, sin desprecio ni veneración, como padre y madre al tiempo, sometiendo la pena y la tristeza a su dominio azul.
Siempre fue la mar mi amiga, dejándose querer en cada crepúsculo, en cada noche insomne, la busco como busco a la mujer, persiguiendo su corona espumeante de olvido, aunque su indulgencia lúbrica siempre la he exagerado y de repente asoma el arrecife desolado, el ser humano que cobija los mismos miedos y angustias que yo mismo.
Aquí, en soledad admitida, refugiado de la tempestad espesa, soy un ave usando plumas de la más negra tinta, describiendo este enjambre desorientado, este hervidero roto en abejas ciegas y desmemoriadas.
De aquí al desenlace no hay más que un solo paso y su inicial la puedo contemplar fácilmente, está impresa en mi mano, en su palma premonitoria. Sin embargo, hoy no le haré reverencia alguna, que cierta amable paz y el releer una vieja carta apasionada, consiguió cubrir con un velo de pétalos rosados cualquier inconveniencia que de improviso pudiera resurgir en mi mente.

La evidencia de andar entre luces y sombras…

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19 comentarios:

Quercus dijo...

Robin, mi conocido/desconocido amigo (desconocido por la continua capacidad que tienes de sorprenderme con tu lirismo), yo también he vivido la experiencia de una playa solitaria vivida en soledad con la única compañía de mis pensamientos no concretados y un viejo libro en la mano (izquierda) heredado y querido, más por lo que evoca que por su contenido. Libro talismán que se acaricia, que despierta los sentidos : la forma, el tacto, el color (amarillento de historias)…abrirlo, entonces, por cualquier hoja sin intención de penetrarlo, únicamente como excusa para levantar la vista y fijarla en un paisaje de mar y rocas que parecen estar allí para despertar evocaciones, para ayudarte a pensar lo intangible, para retrotraerte a un tiempo cercanamente lejano, anterior a la vida cotidiana y anómica que te asfixia.
La sensación, plena y temida a la vez, del encuentro contigo mismo y tu “yo” más tuyo , más inaccesible y más íntimo al tiempo.
¿Cómo no dejarse llevar en esos momentos por la imágenes que se desprenden como aves blancas de la carta de amor tatuada invisiblemente en la mano que debajo del libro de Nietstze, ya incorpóreo, llega a tus ojos que rezuman el mismo sabor salado del mar, testigo mudamente sonoro de esa tristeza placentera que llamamos melancolía?
Y de fondo..."la evidencia de andar entre luces y sombras"

Susana Peiró dijo...

La vieja carta apasionada te llevó a tierra firme Amigo.

Quizás era el destino que la encontraras, detuvieras el vuelo de tus pensamientos...y anclaras en ese instante para recordar que luces y sombras son y serán parte integral de nuestra vida.

Preciosas letras. Gracias por compartirlas!

Mi abrazo para Vos.

Sandra Figueroa dijo...

Hermosas letras que me llevan en pensamiento a un pasado de lagrimas a orillas de un mar de olas enfurecidas que me trajo entre ellas el cadaver de mi amor. Un beso amigo, cuidate.

UMA dijo...

Ay, mi àngel, me posas junto a tu mar y al limonero...
Me siento cobijada con ese mirar tuyo profundo, sonriente, me veo contigo cuasi invisible en la lentitud de las horas.
Cuanto harìa de serme posible, compartir esas horas silenciosas y parlantes con vos.
Me dejaste en tu paisaje, en tu belleza, en tu interior, y con la mirada perdida y hallada en los mares.
Te beso.
Uma

Sandra Figueroa dijo...

Paso a dejar saludos y beso. Cuidate mucho. Leo de nuevo, aca la lluvia cae, la noche es negra y silenciosa, me trae recuerdos. Cuidate mucho siempre.

monicalvarez dijo...

Hola Robin:
un libro capital como "Así hablaba Zaratustra" puede quedar relegado a un segundo plano frente al disfrute de un sol callado y dócil,junto al limonero y al mar, con la sensación de una tenue felicidad.
Un abrazo desde Chile

Sintagma in Blue dijo...

La mar, la gran madre que acoge.

@Igna-Nachodenoche dijo...

Andamos siempre entre luces y sombras, como la noche y el día, de la misma forma que te cobijas fuera del hábitat frío de la urbe, en la azules aguas de un mar cualquiera.
Dejarse llevar por lo que uno siente, cuando algo de felicidad entra en nuestras vidas, o no entra, la percibimos, es un regalo que deberíamos saber apreciar, como el de la vida misma.
Un abrazo amigo de los mares.

MAR dijo...

Me siento identificada Robin...entre luces y sombres ...entre rosas con espinas.......es así como vivo mi vida.
Besos para ti y todo mi cariño.mar

Anónimo dijo...

Robin, amigo. Sabes, ahora puedo decirlo más convencidamente. Te conozco un poco más, pero me gustaría saber mucho más de ti porque estoy completamente convencida que tienes tanto que decir, tanto que contar, tanto que explicar y por consiguiente tanto que escribir, que es imposible que este espacio tuyo no se lea. A mí, me tienes completamente enamorada de tus letras.

Aquí, sentada frente a mi portátil y desde mi más profunda sinceridad, te estoy escribiendo estas letras bajo un universo de ternura y amistad, y más allá o más acá todos pertenecemos al mismo centro que nos lleva y arrastra hacia el mismo lugar, buscando felicidad aunque sea a ratitos intentando que nos amen y amar. Encendiendo luces y descartando las máximas sombras, aplaudiendo con fuerza, y con el repicar de las palmas hacerle cosquillas a la vida.

Eres genial escribiendo, me gusta mucho y no me cansaré de decirlo. Transmites mucho y de qué manera.

Besos tiernos y dulces para ti.


** MARÍA **

SANTIAGO LIBERAL dijo...

mi querido amigo, tu prosa llena los vacíos indeseables. uno llega y se queda, lle y disfruta.
Un placer pasar por tus letras.

Daniela dijo...

Robin...hermosas letras, se siente la suave caricia de las olas. Siempre acompañadas por los matices de una bella puesta de sol.
Vengo a saludarte y a dejarte mi cariño de siempre.

Besos poeta.

LaLoadeR dijo...

Es que me ha dado mucha tristeza leerte, me he sentido muy a´llí, en medio de tus líneas, y eso -después de todo- me ha gustado...
Maravillosa combinación con la canción que elegiste... como siempre, me dejas un buen sabor, te felicito...

muchos cariños para ti,
-Jen.

madam_ladybug dijo...

"La evidencia de andar entre luces y sombras..." será q unas veces vemos el camino y otras no lo vemos?

"La mar" me hizo acordar a Hemingway y cuando aprendí la diferencia q existe con "el mar"

Y aquí... q suele ser en un lugar imprevisto en el momento menos pensado es donde encontramos algunas respuestas verdaderas a preguntas q ni siquiera sabíamos q necesitábamos contestar... o sí :P

Mis saludos, señor del Mediterráneo, son para Ud ya que no puedo abrir un blog sin tener el impulso de pasar a visitarlo! :D

Sandra Figueroa dijo...

Aqui, en soledad leyendote, te dejo un fuerte abrazo y beso entre mis letras, amigo, cuidate mucho.

Vive Malabar dijo...

Hola Robin: Gracias por pasarte por mi blog... me gusta devolver las visitas, y ver, curiosear y descubrir lo que otros ofrecen al mundo... aqui se ofrecen muchas cosas, un poquito de todo...asi que...volveré!!!

M@R dijo...

MELANCOLICO Y TRISTON, PERO IGUAL DE BELLO,,,

ABRAZOS,,,

Alvit@ dijo...

Querido Robin...

Hermosas letras... me transportaron... como siempre un placer leerte...

Te mando un abrazo :)

MaLena Ezcurra dijo...

Tus letras me llevan a dejar un comentario en cámara lenta, poseen una belleza calma, vestida de añoranza.

Se nos cuela la pasión, la sed y nos quedamos mirando el mar, sonriendo, enredando saudade.

Besos van a tu mar desde mi río, querido poeta.


MaLena