20 junio 2011












4.-
Viajaba en el metro y nada más verla recibí la penetrante daga de su mirada, súbitamente recobré una emoción para mí muy común en otros tiempos. Tras un par de minutos pensé: la atracción es irracional por eso aún se agita mi corazón ante una belleza. Y es posible ¿por qué no? podría estar sucediéndole algo similar a ella; resulta tan hermoso imaginar a mis sesenta años ser amado por una treintañera.
Sigue mirando insistentemente, se levanta y parece que se dirige a mí.
-Caballero, por favor siéntese en este asiento, yo soy joven…


 5.-
Se les olvidaba la voz cuando estaban juntos, temían perder el lenguaje hablado, que ya no consideraban necesario, pues si escapaba algo de sus labios eran suspiros, susurros que sólo ellos entendían. Era esto lo sublime de su amor, tras el turbio cristal de las palabras, creaban un nuevo idioma elevado a la potencia infinita, un ensayo a la busca del paraíso.


6.-
Mi piel sabe escuchar la tuya, ver limpiamente los poros de la tuya, te huele en el silencio, en la penumbra. Mi piel no sólo es tacto ni caricia o seda, es fusión de rocíos para nuestras nostalgias, y sobre todo es escalofrío, el perdón de todos los pecados de mi desorden.
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