15 julio 2011












7.-
Quien no sea capaz de matar, no siga leyendo. Quien no conozca de este continuo y maléfico eco aleteando en la mente, detenga su vista. Quien, con sus propios ojos, no identifique una escapatoria como la boca de una mina en el derrumbe, absténgase e ignore la hoja de este cuchillo que es una liberación. Y que piense en este carmesí intenso cubriendo mis manos tan sólo como un montoncito de delicados pétalos de rosa.


8.-
Él, sin ningún decoro, deslizaba la lava de su mirada por cada una de sus curvas mientras ella sentía crecer el poder del deseo y consideraba la posibilidad de abandonarse. El arrebato era irrefrenable y follar sin mediar palabra la excitaba. Su marido roncaba en el salón, la noche era clara, cálida. Alzó su falda brindándole el culo desnudo que era otra luna llena. Concentrados en su pasión sonó un chirrido al entreabrirse la puerta. El gato les provocó un orgasmo fulminante, inolvidable.


9.-
El aire que entraba por el pequeño orificio no lo mantendría consciente más que unos minutos, le costaba respirar con normalidad. Aún así debía mantener la calma, no tardaría en llegar la asistenta para librarlo de este encierro fortuito. Decidió ir contando los segundos, ella llegaba a las 9, que ya debían ser, y todo resuelto. Le sobresaltó el timbre, saltó el contestador. -Don Roberto, soy Chelo, le llamo para decirle que me retrasaré ¿dónde está?
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